Mi nombre es breve: Olga. Desde pequeña me han llamado así, sin más, porque ¿de qué manera se le puede decir a alguien cuyo nombre tiene cuatro letras? Olga y ya, ¿no? (si acaso mamá me dice "Olga Lydia" cuando se enoja). Pues no. Hice un recuento y he aquí los resultados: Olguita Olguis Olguiux Olguitina Olguitita Olgui Olgg Ol Holga ¡Holga! Eso nunca lo podré olvidar: qué atrevimiento, qué forma de distorsionarme. Si somos nuestro nombre, no sé en qué me convertí. Me imagino como una especie de Hulk femenino. Chale. Recuerdo que hace unas semanas le comenté a un maestro que el nombre uno se lo gana (y sí, yo ya me gané mi nombre, ya tengo una historia que lo respalda), después de que accidentalmente me llamara "Gloria" (pff). Tampoco olvidaré cuando alguien, en un correo, me escribió: Hola "Olga" y me hizo sentir falsa, imitadora, portadora de un nombre que no me correspondía -malditas comillas. Anyway. Como reflexión final, diré que
Blog de Olga Carrizales