Hace apenas unos días fui a Cancún. Ahí, frente al mar, repetía en mi mente: el mar es un azar, el mar es un azar... Recordé algunos de los poemas que he leído sobre esta obra de la naturaleza (que respeto, de lejitos) y aquí los incluyo: pueden encontrarlos quizá en los libros de texto gratuitos de la SEP, aquellos de muy antes. Mi favorito es el último, ese lo descubrí en un pequeño libro que compré en una estación del metro hace muchos años: Poemas de las cosas que no sucedieron (compiladora Mariángeles Comesaña). La más bella niña Luis de Góngora y Argote La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola y ayer por casar, viendo que sus ojos a la guerra van, a su madre dice, que escucha su mal: Dejadme llorar orillas del mar. Pues me distes, madre, en tan tierna edad tan corto el placer, tan largo el pesar, y me cautivastes de quien hoy se va y lleva las llaves de mi libertad, Dejadme llorar orillas del mar. En llorar conviertan mis ojos, de hoy