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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Inventario

Encontré una agenda del 2011 con mis apuntes y es en verdad escalofriante todo lo que ha pasado desde entonces. Ya me dijeron: el tiempo no llega a golpearte de repente, solo pasa. Hoy es 30 de diciembre y no he hecho inventario: para qué. Facebook se encarga de recordar mis mejores momentos y de decirme qué fue lo que valió la pena en este 2013. Lo que me da no-se-qué es que cada año ya es algo así como un día larguísimo y que los días son precisamente parpadeos constantes. (El día primero de enero me pondré a ver El diario de Bridget Jones , aprovechando el asueto obligado y que, afortunadamente, no he terminado en tan malas condiciones.) En la calle pasábamos las horas :: Los verdaderos amigos se quedan aunque la ciudad cambie / aunque no se caigan bien nuestras parejas / aunque se quejen del trabajo y no lo dejen / aunque nada más nos hablemos para desearnos felices fiestas decembrinas se siguen contando con los dedos de una mano, mis queridísimos jinetes contr

Karaoke

"D e veras que todo sigue igual los cuadros cuelgan de las paredes como tú los colocaste, tus sandalias están en su lugar y hasta tu bata de baño esta donde la pusiste tú. Lo único que ha cambiado es el espejo, ahora cada vez que lo veo me refleja una figura con unas sombras profundas bajo mis ojos y unas arrugas que empiezan a amenazar mi rostro, el rostro que tantas veces acariciaste tú..." [Apareciste de un momento a otro, como si nuestros sueños se hubieran cruzado, justo en el momento en que hablaba de moteles y pedía otra cerveza. Tan pronto me viste, frunciste el ceño. Después, el inevitable apretón de manos y un abrazo seco, subtitulado: - Por mi culpa. Por mi culpa. Por mi gran culpa. Otra vez. No agradezcamos a la vida, algo malo hicimos para encontrarnos.] "Quisiera que me hicieras mucha falta y gritarte que regreses pero aquí no hay novedad. No, no te preocupes por mí aquí todo sigue igual como cuando estabas tú." Canción: "No

Oh, Jane.

Hoy cumple años mi queridísima Jane Austen. Le tengo cariño desde que, en unas vacaciones, encontré Orgullo y Prejuicio en casa de mi abuela y me puse a leerlo con la fascinación de quien por primera vez escucha el cuento de la Cenicienta.  Desafortunadamente, mi carita de gato-con-botas-que-sale-en-Shrek no funcionó y no me regalaron el libro, así que tuve que leer muy rápido los últimos capítulos y no los disfruté tanto como hubiera querido. Meses después, en el outlet de la librería Castillo (2004), volví a encontrar esa novela en un formato de bolsillo, por $10. Sin dudarlo, la compré, la leí y fui feliz. Cuando salió en el cine la película protagonizada por Keira Knightley, ahí estuve (fue uno de mis mejores 14 de febrero, por cierto) y también disfruté leer la parodia Orgullo, Prejuicio y Zombies , de Seth Grahame-Smith, aunque posiblemente Jane se estuviera retorciendo en su tumba. El año pasado apenas pude comprar el Kit de Obras Austenianas: Emma , Persuasión , La ab

Me desordeno, amor, me desordeno.

La luna de esta noche no le pide nada a las de octubre; la de hoy es una belleza fría que nos observa, como quien contempla a los peces atrapados en una fuente pequeña. En noches así se antoja darle calor al cuerpo. Dejo este poema de Carilda Oliver para encender el fuego: Me desordeno, amor, me desordeno cuando voy en tu boca, demorada; y casi sin por qué, casi por nada, te toco con la punta de mi seno. Te toco con la punta de mi seno y con mi soledad desamparada; y acaso sin estar enamorada; me desordeno, amor, me desordeno. Y mi suerte de fruta respetada arde en tu mano lúbrica y turbada como una mal promesa de veneno; y aunque quiero besarte arrodillada, cuando voy en tu boca, demorada, me desordeno, amor, me desordeno.   (Si usted tiene a quién calentar -o quien le caliente la sangre y la cama-, hágalo: desordénese. Caiga en la tentación. Todavía quedan muchos días para arrepentirse.)  

Barbie

Cuando era niña y Santa Claus existía, mi regalo preferido eran las Barbies. Tenía un clóset para su ropa, sus zapatos y sus mil y un accesorios; estacionamiento para sus coches, espacio para sus casas y cama para un Ken que ocasionalmente era sustituido por un Max Steel (de los musculosos, no como los de ahora que están muy flaquitos).   Nos divertíamos mucho haciendo realidad mis mini historias: Barbie podía ser lo que quisiera, hacer lo que quisiera y nadie le decía nada. Pero pasó el tiempo, crecí y Barbie se fue de la casa, dejando como nota final un testamento para continuar con su rubio legado. Sin embargo, mi yo sin ella era diferente y ya no me quedaban ganas para entrar en ese siniestro mundillo plástico de las cantantes de pop o empresarias exitosas, así que mejor me dediqué a rodar por la vida. Hace un par de navidades nos encontramos. Le dije que me gustaba escribir y se sorprendió. Curiosamente, Barbie, la mía, nunca fue escritora.   ~ El plan de Barbie para mí.

Los días previos

El cumpleaños sabe a navidades crueles a pedacitos de mí retorciéndose como colas de lagartijas recién cortadas. Me sabe a llamadas pendientes a correos-correos-correos urgentes sin respuesta a gente enferma que pide a cambio un dedo una pierna mi lengua mi cabeza para calmar su ansiedad. - OC.

Maratón literario 2013

Como regalo anticipado de cumpleaños, participaré en este delicioso maratón. Estaré en la mesa de las 2 pm, escapando un poco de la rutina laboral (esperemos...) ¿Dónde está la Casa de la Cultura? En Av. Colón #400 Ote. Centro de Monterrey (referencia: cerca de la estación Del Golfo del metro). Evento gratuito. Go.

Y ahora, un poema.

Para inaugurar el blog, un poema de Jorge Cantú de la Garza que encontré en su antología póstuma Agridulce el recuerdo . De vida irregular para mi hijo No fuimos personas comunes y corrientes. Durante muchos años tuvimos diecinueve años. Propensos a la disidencia y el escándalo ejercimos el desdén hasta la indiferencia. Hoy, maduros ya, mas nunca viejos, seguimos siendo gente rara. Nuestra rareza brinda a las gentes de bien un prisma perfecto en qué mirarse y seguir siendo, felizmente, personas comunes y corrientes.