Ir al contenido principal

Me desordeno, amor, me desordeno.


La luna de esta noche no le pide nada a las de octubre; la de hoy es una belleza fría que nos observa, como quien contempla a los peces atrapados en una fuente pequeña.

En noches así se antoja darle calor al cuerpo. Dejo este poema de Carilda Oliver para encender el fuego:

http://maitegarcianieto.com/Fotos/Poetas/Carilda%20Oloiver%20Labra/Carilda%20Oliver-1.jpgMe desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.
 
(Si usted tiene a quién calentar -o quien le caliente la sangre y la cama-, hágalo: desordénese. Caiga en la tentación. Todavía quedan muchos días para arrepentirse.)
 

Comentarios