Ay, ya se va a acabar mi febrero pop y comienza el mismo cuento de cada fin de mes: el tiempo, qué rápido pasa, a dónde va mi vida, qué voy a hacer, dónde está la salida de emergencia, paren el mundo que me bajo, etcétera.
Luego de esas reflexiones inútiles (en la mayoría de los casos) recuerdo un poema de Ramón Palomares:
El patiecito
Me dijo mi padre el Dr. Ángel
- ¿Qué hacés Rómulo?
- Estoy desyerbando el patiecito
voy a sembrar.
Pero...
- ¿Adónde está lo que te di Rómulo?
¿De qué estás viviendo?
- Bueno soy escribiente padre
Escribiente
- Entonces
no fuiste lo que yo soñé
- Ay padre
lo que soñaste se lo llevaron las aguas
Ahora sólo hay malezas
malezas ¿ves?
Estoy limpiando el patiecito.
Y pues, no, supongo que no somos el sueño de alguien más. Espero que no. Cumplir expectativas ajenas es tan cansado.
Luego de esas reflexiones inútiles (en la mayoría de los casos) recuerdo un poema de Ramón Palomares:
El patiecito
Me dijo mi padre el Dr. Ángel
- ¿Qué hacés Rómulo?
- Estoy desyerbando el patiecito
voy a sembrar.
Pero...
- ¿Adónde está lo que te di Rómulo?
¿De qué estás viviendo?
- Bueno soy escribiente padre
Escribiente
- Entonces
no fuiste lo que yo soñé
- Ay padre
lo que soñaste se lo llevaron las aguas
Ahora sólo hay malezas
malezas ¿ves?
Estoy limpiando el patiecito.
Y pues, no, supongo que no somos el sueño de alguien más. Espero que no. Cumplir expectativas ajenas es tan cansado.
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