Hace poco volvió a mi un recuerdo de mi adolescencia. Durante ese tiempo pasaba por un mal de amores —doloroso por ser de los primeros "grandes dramas" de mi vida— y mi madre, ante mi inquietud y desesperación me aconsejó: "deja que fluya... como la ranita".
Aquí podría inventar una fábula o una moraleja relacionada con dicho anfibio, pero la verdad es que mamá vio en la portada de un CD —según esto, de Benny Ibarra— la imagen de la ranita en una hoja que se dejaba llevar por el río (busqué la imagen del CD pero no la encontré. Creo que no era un disco de Benny, jaja). Y lo que me quiso decir es que no me complicara la existencia de a gratis. Que las cosas pasan, pues, y la vida sigue fluyendo como un río.
Pensé en eso en días anteriores porque he tenido que enfrentar algunas situaciones que me causan estrés, y sí, de a gratis, porque son cosas que ni me conciernen ni me afectan directamente. Para mi fortuna apareció desde el fondo de mis recuerdos la ranita-que-fluye-en-el-río, así que decidí seguir su ejemplo y relajarme un montón (lo que es muy difícil si tienes tendencias de drama queen, como yo).
En fin, la moraleja de esto es que no podemos controlar lo que hacen los otros pero podemos elegir cómo sentirnos al respecto. Eso es bueno para nuestra salud mental: dejar que fluya (la vida), como la ranita.
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Ranita que fluye Imagen tomada de http://ramblerwithoutborders.blogspot.mx |
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