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Loca por las juntas

Nada como salir de una junta el viernes a las 8:00 de la noche para desear nunca más volver a participar en una. 


El problema con las juntas es que muchas veces no son efectivas. El tiempo es oro, ¡y cuánto oro se desperdicia en pláticas sin sentido, en revisión de pendientes que nada tienen que ver con la reunión del momento! ¡Cuánto tiempo invertido en algo que se pudo resolver quizá con un par de correos electrónicos!

Ser godín la mayoría de las veces significa ser víctima de la juntitis: juntas presenciales, juntas telefónicas, juntas por videollamada a las cuales eres convocado sin razón aparente (y no sabes ni qué vas a decir).

Yo en verdad valoro muchísimo las juntas de 15 minutos en las que vemos puntualmente las cosas que hay que resolver, en las que se realizan acuerdos; también esas donde las personas convocadas llevan una agenda clara de puntos a revisar, y sobre todo aquellas donde todos los miembros participan y hay un claro interés.

Así que, en relación con este tema, les comparto algunas notas que tomé en un congreso de Liderazgo hace un par de semanas: 

¿Por qué fallan las reuniones?

  • No hay un objetivo: crea improductividad, desinterés y las personas terminan la reunión sin saber qué hacer.
  • Ausencia de agenda clara: las personas no aprenden ni preparan bien la información clave y se pierde el rumbo.
  • Descuido del factor humano: ausencia de personas clave, personas no escuchadas y desconectadas.
  • Interacción insuficiente: genera pasividad, bajo nivel de energía y aburrimiento.
  • Falta de liderazgo y facilitación: genera desenfoque y descuido del proceso.

O sea, si no tienen un objetivo para cumplir ni idea de cómo hacerlo ni a las personas correctas para alcanzarlo, no convoquen a reunión. Y, por favor, respeten el tiempo: si la junta se va a extender mucho, es mejor programar otra. Como dije, el tiempo es oro: si no valoras el tuyo, al menos respeta el de los demás: esa también es la base de una buena relación laboral. 

Saludos cordiales.

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