Acuario, este es el poema que leí para ti en el episodio de Horóscopos poéticos (parte 2). Fue tomado del libro Voluntad de la luz, de Luis Armenta Malpica, también del signo Acuario.
Inaugural
El pez vio en los colmillos del dios megalodonte
la sangre de otros peces.
Ya se lo había advertido la malagua: el escualo
no es digno entre el cardumen.
Sin embargo, como era un animal depredador
el más temido y grande
el de los ojos fijos en la muerte, el tiburón
se hizo cargo —pirata— del enorme tesoro
del océano.
La tradición dictaba que aquel que obedeciera
la ley de sus mandíbulas
tendría entre los escualos la redención gloriosa.
Pero el salmón no quiso el cielo prometido
de los peces.
Y así emprendió el retorno hacia donde naciera
la Ítaca marina de sus padres.
Y nada obtuvo de Ítaca que no le diera el viaje.
El salmón, una vez de regreso de la vida
le puso fin al culto del dios megalodonte
—al miedo hereditario.
Y fue llamado Ulises
salmón de los regresos...
Esta odisea magnífica hizo posible el canto
que cada día enaltecen las sirenas.
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