Ya no me pongo mis tacones altos ni mi vestido rojo. No me pinto las uñas, no me maquillo. Mi arma de conquista es mi única defensa: un mal chiste y la coquetería natural de los labios partidos, las eternas ojeras. Tu risa, mi risa y el roce de un dedo o dos. Hasta un vaso con agua es el perfecto afrodisíaco.
Y que quede entre paréntesis: el amor es lo que venden para evitar cargos de conciencia.
Y que quede entre paréntesis: el amor es lo que venden para evitar cargos de conciencia.
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