La belleza a veces duele. Sobre todo cuando parece ser un rompecabezas en el que no encajas. Mi cuerpo no se ajusta al cuerpo imposible de las otras mujeres. Mi belleza natural no es la belleza naturalmente aceptada. Soy algo exótico, supongo. Me queda claro que no soy la más bonita de la fiesta, que siempre hay otro lado hacia donde mirar. Después de un tiempo ya no es tan doloroso: la belleza también tiene un cierto grado de fealdad.
Blog de Olga Carrizales
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