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#HoróscoposPoéticos: Aries

Aries, este es el poema que leí para ti (versión completa) en el episodio de Horóscopos poéticos (parte 1)Fue tomado del libro Dylan y las ballenas, de María Baranda, también del signo Aries.


¿Y si fuera el mar lo que se ve en tu cara? 
El mar asesino con su voz de polvo y de pobreza. 
El mar que mató a Manuel y perdió el cuerpo de Juan. 
El mar soberano que se hinca ante el poema. 
Ése, al que ya no puedes regresar. 
El mar del que bebes con tu voz de niño, 
vástago de la noche, 
carnero al mediodía, 
no quiero ver tu negro aliento enmudecer los vientres 
en las pilas del bautismo, 
no quiero despertar y verte ahí sobre la granja
como un cáliz abierto entre los frutos podridos. 

Que suban de tu sed las cosechas del orgullo 
y el tiempo de un dios lapidario 
con su ojo de halcón y su dedo relámpago 
para el dique vegetal 
donde las grullas de la fe te cantan. 

Que ascienda la agitada raíz 
y la huella de sirena, 
el fango del unicornio 
y la inocencia de la ortiga, 
que se derrame el hielo y el granizo 
sobre los lacios árboles de la quejumbre. 

Que se esfumen jaurías de locas 
escondidas en el silencio 
y la humedad de sus veranos, 
que se vayan la madre discordante, 
la esposa malamada, 
los puños del zodiaco 
y la figura campesina de tu padre. 

Que huyan las lenguas viperinas, 
la pólvora de la muchacha agria, 
la madre y el ladrón de tus versos 
y de tus lágrimas, 
que se vayan. 

Que se vayan los que confunden su rostro 
con los pliegues del campo 
y el festín del cardo jubiloso, 
y la madre, 
que se vayan. 

Que se vayan el primer hijo, 
 y el segundo hijo, y el tercer hijo 
a golpe de madre entre tus sienes, 
que se vayan. 

Que te dejen con el mar blanco y amarillo, 
con su cala de arena y su banco de sal, 
con su tropel austero y su voz ronca, 
roja y dormida y su cuerda de tiempo. 
Su cordel y sus conchas, 
sus largos arrecifes para la paz y el silencio 
y su tea de tiempo y su altar de tiempo 
y su sandalia de tiempo 
y su fétido olor a tiempo. 

Que te dejen a ti solo y bendito 
por el murmullo de la mar dorada y apacible 
y su espectro acolchado y sus párpados 
y su fecha de muerte para su hijo secreto. 
Que te dejen. 

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